Los remates bancarios o remates hipotecarios son una buena opción para adquirir una casa a un costo mucho menor que el comercial, sin embargo, hay que tomar varios aspectos en cuenta para hacerlo de forma segura.
El concepto y el mecanismo del remate bancario surgió a partir del 2009, cuando una crisis inmobiliaria sacudió al mercado y había que incentivar la compra de viviendas y que los bancos recuperaran sus respectivas inversiones al mismo tiempo que ofrecían un lugar donde vivir a personas que no tenían un presupuesto muy amplio.
Los remates bancarios o hipotecarios son la venta de casas embargadas por entidades financieras a personas que no pudieron o decidieron no continuar pagando sus créditos hipotecarios. Al adjudicarse el inmueble, el banco o entidad financiera ofrece la vivienda al mercado con un menor costo, de tal manera que recupere parte de su capital perdido.
Existen únicamente dos tipos de remates bancarios:
Remate bancario: La entidad financiera que posee el inmueble subasta la propiedad sin realizar su escrituración. únicamente cede los derechos al comprador, formalizando el proceso ante un notario público. La compra de una vivienda por este medio puede realizarse con un crédito Infonavit o de contado.
Remate Judicial: En este remate la propiedad es subastada mediante un juzgado a través de pujas en las que los interesados compiten para comprar un inmueble en efectivo. Las personas interesadas deben contar con un equipo de asesoría legal que se mantenga al tanto del proceso legal de la propiedad para participar en estas pujas.
A su vez, los remates judiciales se dividen en dos tipos:
Litigiosos: Mediante este remate se adquieren los derechos de la demanda que la entidad financiera presentó contra el cliente deudor, de esta forma, el comprador sustituye a la entidad financiera y tiene la responsabilidad de culminar el proceso judicial de adjudicación de la propiedad. Cuando el juicio sea ganado, entonces, se podrá continuar con la escrituración y posesión de la vivienda. El pago de la vivienda mediante este proceso debe realizarse de contado.
Adjudicados: Cuando el banco ganó el juicio de adjudicación, pone a la venta el inmueble a un menor costo para recuperar los gastos del juicio. Este remate se realiza cuando el inmueble aún no está escriturado y el comprador únicamente paga el proceso de escrituración y el valor reducido del inmueble en cuestión. A diferencia del remate judicial litigioso, en este caso, el pago del inmueble si puede realizarse mediante un crédito.
En los remates bancarios puedes encontrar viviendas hasta un 60% más económicas, sin embargo, debes tener en cuenta ciertos elementos antes de decidirte a hacer tu patrimonio mediante esta opción:
Al adquirir una casa mediante un remate bancario no podrás revisar el interior del inmueble, así que desconocerás el estado de la casa o departamento hasta que se encuentre escriturado a tu nombre. Por otro lado, adquirirás todos los gastos y deudas de la propiedad, los trámites legales posteriores, el gasto de notarios y abogados, así como el impuesto por la adquisición del inmueble, así como el pago de todos los servicios atrasados que la propiedad pueda tener.
El proceso de adquisición de una propiedad mediante un remate bancario no es igual al de una compraventa común, por lo que podrás habitar el inmueble después de 3 a 6 meses, en tanto finalice el proceso de escrituración de tu nueva morada.
Te recomendamos ahorrar al menos un 20% del valor real de la vivienda que desees adquirir para poder solventar de mejor manera todos los gastos pertinentes, además de revisar el expediente de la propiedad para corroborar que provenga de un juicio hipotecario y si tiene juicios pendientes o algún inconveniente que genere más gastos.
Es muy importante que investigues si la empresa que realiza el remate está certificada y no es falsa para no caer en ningún tipo de fraude. No cedas ante ningún tipo de anticipo, los remates bancarios no solicitan ningún abono.
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